09
mayo

Qué quiere decir el granadino cuando habla de política

Como en cualquier semana previa a cualquier campaña electoral, el patio informativo se llena de analistas, unos reales, otros impostados, que interpretan datos de tendencia de voto de forma variopinta. La veda se ha abierto en estos días, en los que las cifras de estudios de opinión, encuestas, sondeos y otras variantes del ejercicio de adivinación política cobran fuerza en las portadas de los medios. Y para colmo, si vienen aderezados con los últimos datos del barómetro de opinión del CIS, como ha sucedido en estos días, con su correspondiente cocinado, la cuestión se pone más interesante aún.

Este tipo de trabajos de análisis prospectivo sirven a todos los intereses, de forma que suelen ser interpretados de tantas maneras como intereses hay en juego. Nadie pierde, todos ganan, y si las cosas no hay por donde defenderlas, simpre quedará aquello de decir… «Los mejores sondeos son las elecciones», que no es sino una forma diferente de ganar tiempo para elegir otra frase que ayude a seguir huyendo hacia delante.

En todo caso, coincidirán conmigo en que este ejercicio de voyeurismo social, esta mirada furtiva y anónima a nuestros deseos y preferencias previa a la oficialidad de la que están revestidas unas elecciones, es algo atractivo. Sea por curioseo, sea por interés científico, de una u otra manera buscamos anticipar la respuesta que esperamos de los demás.

Y yo, para no ser menos, hoy les he preparado una fantástica aproximación a cómo perciben la realidad política los granadinos, a partir del último EGOPA del CADPEA, que no es otra cosa que el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía, realizado por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía.

Este interesante análisis de la opinión pública andaluza, lanza muchas respuestas sobre la dimensión política de los granadinos, en el desglose provincial correspondiente. Dejaré para otro día todas las valoraciones que hacen los ciudadanos sobre los problemas de Andalucía y la situación personal, y me centraré en los datos relativos al posicionamiento político y electoral de los granadinos, ahora que se acercan las elecciones. Pues bien… empezaremos por lo básico.

La democracia pierde credibilidad

8 de cada 10 granadinos están poco satisfechos con el funcionamiento de la democracia

Sepan que, de los 400 entrevistados en este análisis, la primera aproximación es desoladora. Más del 80% de la población manifiesta sentirse poco o nada satisfecha con el funcionamiento de la democracia. Esa insatisfacción es mayor, incluso a la media andaluza, en más de dos puntos.

Pero lo alarmante, viendo la evolución de esta percepción, es comprender cómo los andaluces hemos invertido la satisfacción en insatisfacción; hace seis años y medio los muy o bastantes satisfechos con el funcionamiento de la democracia eran más del 60%, y hoy no llegan al 20%, mientras que los descontentos han pasado del 38% a casi el 80%.



Quizá podamos encontrar muchas respuestas a esta evolución en los niveles de confianza que los ciudadanos tienen en sus instituciones y en sus políticos. Dejando de lado la valoración de los políticos andaluces, que abordaremos en otro Granada en datos, los representantes del gobierno del PP y de la oposición del PSOE a nivel nacional no salen muy bien parados.

PP y PSOE salen muy mal valorados en su labor de gobierno y de oposición en Granada

Más del 70% de los granadinos encuestados consideran que la labor de ambos grupos fue muy mala o bastante mala. ¿Tiene que ver esto con el nivel de desafección tan alto que muestran sobre la democracia? Teniendo en cuenta que el sistema tradicional ha estado construido sobre un bipartidismo que hoy se demuestra obsoleto, muy probablemente alguna relación tengan ambas variables.



El malestar latente en la sociedad con sus representantes, más allá de las sobreactuaciones a las que nos tienen acostumbrados últimamente, es palpable a partir de estos datos. El descontento frente a la acción del gobierno no es absorbido por la oposición como en otros tiempos, y el desencanto se apodera de los ciudadanos, que encuentran pocas repuestas, de unos y de otros, a sus problemas.

Y en medio de este barrizal político, los líderes de los partidos tradicionales obtienen la peor puntuación de la provincia. Mariano Rajoy, con un 2,8 de valoración, y Cayo Lara, junto a Pérez Rubalcaba se quedan por debajo del 4 de nota, mientras que Rosa Díez y López de Uralde, este con un nivel del conocimiento ligeramente superior al 10% de la población, obtiene una nota superior al 4.



¿Somos de izquierdas o de derechas los granadinos?


No es tan fácil de responder a esta pregunta, entre otras cosas porque no es fácil definir qué es izquierda o derecha en estos momentos… De las 379 personas que respondieron a la encuesta, sin tener en cuenta los que no sabían o no contestaban, 211 se situaban en ambos lados de la franja central, con una ligera tendencia hacia la derecha.

Pero hecha la media provincial, la escala ideológica granadina estaría situada en un 4,4 sobre 9, lo cual nos diría, de una u otra manera que somos lo que se viene a llamar, de centro, ligeramente escorado a la izquierda, más que a la derecha.

Recodificados estos datos, la mayoría de granadinos (un 41%) se sitúan en una escala ideológica de centro izquierda, frente al 18% de centro derecha. En medio de ambas opciones, un 28% de los granadinos se considera de centro.



En cierto modo, estos datos coinciden con el último barómetro del CIS, que posiciona la provincia de Granada con un 4,4 en la tasa de autoubicación ideológica. De ahí a lo que seamos capaces de votar (o no) los granadinos, irá un mundo. Y si no, comparen esta escala de autoubicación ideológica con el nivel de identificación de los granadinos con algún partido político.

La inmensa mayoría de los granadinos se siente incapaz de ubicar su ideología en algún partido político.

Cerca del 80% de los encuestados confesaron no sentirse identificados con ningún partido político, a pesar de que la gran mayoría sí declaraba tener un posicionamiento ideológico. ¿Quiere esto decir que la mayoría de nuestros conciudadanos no encuentran en el actual modelo de partidos respuesta a sus convicciones?



Y esto no esto todo lo que en Granada se piensa de los partidos… De los 400 ciudadanos encuestados sobre si se identificaba con algún partido político, a 319 no se le validaron las respuestas. Este dato es importante, y habría que ver si lo traducimos en términos de voto blanco o nulo. Del resto, el 20,3% que sí mostró afinidad de partido, un 46,9 optó por PSOE y un 24,7 lo hizo por el PP.

Pero dado que más allá de la identificación, muchos ciudadanos acaban votando a alguno de estos dos partidos, la pregunta sobre a qué partido se sienten los ciudadanos más cercanos o le inspira mayor simpatía, independientemente de su intención de voto, el resultado, con la respuesta del 100% de los encuestados fue clara: el PSOE obtiene casi diez puntos más que el PP, y los populares solo consiguen 7 puntos porcentuales más que IU.

Bien es sabido que esto no se refleja en las urnas, por lo que en el fondo de todo esto los partidos deberían someterse a una severa autocrítica para replantear su posición en la provincia.



Entre la encuesta y la urna pasan muchas cosas


Y todo esto, teniendo en cuenta que uno de cada cuatro granadinos, más allá de no tener intención de votarles, tampoco supo definir simpatía por partido alguno. La cosa no deja de ser paradójica, y probablemente ahora comprendamos mejor por qué existe un nivel de confianza en la democracia tan bajo.

Habrá que ver qué dicen las urnas de este aparente descontento, y cómo este se traduce en votos y en representación política… Mientras, seguiremos estando entretenidos con encuestas, sondeos y otras suertes de adivinación política.

Incho Cordero
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Incho Cordero, apasionado del periodismo de datos, al que recurro para contar historias, más allá de los fríos números y las tristes cifras. Buscando una salida a tantos datos que muchas veces no dicen nada, o tienen demasiadas interpretaciones y a las estadísticas que confunden, cuentan realidades parciales y sesgan la percepción de la realidad que nos rodea.

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