Me despedí en mi último artículo poniendo en cuestión argucia política de Sebastián Pérez, presidente de la Diputación de Granada, que en cierta entrevista tuvo la osadía de decir que Granada tenía 10.000 parados menos desde principio de año, en una estrategia de márketing político que ya me encargué de rebatir. No he obtenido ninguna respuesta del dirigente granadino, que seguramente no habrá sido tan ocurrente tras haber sido publicadas las series de datos correspondientes al segundo trimestre del 2014 de la Encuesta de Población Activa.
Si eran pocos los argumentos que invitaban al optimismo con los datos que daba el Ministerio de Trabajo en su última serie mensual, en la que el empleo creció en 2.243 personas en el segundo trimestre del año en Granada, la EPA del mismo trimestre acaba de tirar por tierra cualquier atisbo de recuperación, al menos a corto plazo. La razón es que la población activa ha crecido, y el empleo creado es menor que el aumento de los ciudadanos que están en edad de trabajar.
Las ecuación nos lleva a una afirmación demoledora: Granada es la segunda provincia de España con la tasa de paro más alta, detrás de Cádiz, que lidera un bochornoso ránking en el que siete de las ocho provincias andaluzas están entre las diez con la tasa más alta de paro de España. A excepción de Huelva, que es la que presenta mejores números, todas superan el 30% en tasa de desempleo, que en Granada llega al 36,61.
Los datos son bastante vergonzantes, como podrán observar. Nada de positivo en una cifras que copian las del mismo trimestre en el año anterior, y que no ofrecen luz alguna. Parece que el movimiento de población se ha reajustado y que la realidad entra en una especie de bucle, ya que los números vuelven a repetirse para dar el año por perdido en lo que a creación de empleo en la provincia se refiere.
Los hogares con todos sus miembros en paro aumentaron en el último año
Pero si analizamos algunos datos desagregados de este análisis, podemos ver que hay 3.200 hogares más con todos sus miembros activos en paro. En total, 64.500 hogares, casi el 25% del total de hogares con miembros activos en la provincia de Granada. O algo que viene a corroborar las sospechas de que aunque se cree trabajo en un futuro no muy lejano, este no será duradero ni de calidad, y no sabemos si suficiente para vivir dignamente, teniendo en cuenta que la contratación indefinida cayó un 1,57% y la temporal aumentó un 16%.
Es evidente que el debate relativo a qué condiciones de trabajo deberemos aceptar está abierto; pero no por ello se le presta mucha más atención. Centrados como están los gobiernos en reducir las cifras de desempleo al precio que sea, el debate de la calidad no deja de ser secundario, y plantearlo como lo estoy haciendo puede hasta ser insolente.
La tasa de empleo a tiempo parcial también aumenta
Si la tasa de temporalidad en el empleo es preocupante, la de contratos a tiempo parcial, uno de los factores que genera mayor precariedad, no lo es menos. En el último año, los contratos a tiempo parcial aumentaron un 3,85% con respecto al mismo periodo del año anterior, y ya suponen un 21,5% del trabajo asalariado en la provincia. Y en medio de este mar de sensaciones negativas, las que peor lo tienen son las mujeres, que superan en cuatro puntos la tasa de paro de los hombres, llgando al 38,88%.
Este escenario de incredulidad y desconfianza ante lo que las administraciones puedan hacer frente al problema del paro, se visibiliza en la forma en la que los granadinos buscan empleo. Frente al 91,42% que lo hacía contactando con amigos, familiares o sindicatos, solo el 53,44%, prácticamente la mitad lo hacía contactando con la oficina de empleo, lo que demuestra que confiamos más en las redes que en la propia administración, incapaz como se muestra de encontrar soluciones de choque ante un problema con el que nos hemos acostumbrado a convivir, desgraciadamente.
Otro trimestre más igual…
Nada cambia en Granada, más allá de unas cuantas décimas en los datos de cada trimestre en la encuesta de población activa. Unas décimas que son claramente insuficientes para cambiar un panorama desolador, que nada parace poder alterar. La noticia es que el parado granadino sobrevive, a pesar de todo.
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